Álvaro Mel comparte con Esquire los puntos clave de su manifiesto para triunfar como actor sin perder los valores ni la chispa creativa. Para ser a la vez estrella de Netflix –estrena Manual para señoritas–, pintor promesa, ‘modelo’ de la última colección de Dior Men y, sobre todo, buena gente.

Álvaro Mel: “No quiero que me definan como actor los típicos roles que cuentan el amor desde el heteropatriarcado”

Álvaro Mel comparte con Esquire los puntos clave de su manifiesto para triunfar como actor sin perder los valores ni la chispa creativa. Para ser a la vez estrella de Netflix –estrena Manual para señoritas–, pintor promesa, ‘modelo’ de la última colección de Dior Men y, sobre todo, buena gente.

Planchas en perspectiva cónica con dos puntos de fuga, acrílico sobre lienzo. Así es como Álvaro Mel (Salamanca, 1996) define la serie de cuadros que pinta desde hace un tiempo y que más pronto que tarde podremos ver expuestos en alguna galería. Y así también, por extrañamente específico que parezca, es como podríamos dibujar el presente artístico de un actor que demostró su potencial con La Fortuna a las órdenes de Alejandro Amenábar, confirmó ese encanto genuino con Un cuento perfecto bajo la mirada tan valorada de Chloé Wallace y ahora vuelve a Netflix con Manual para señoritas(estreno 28 de marzo). 

Se trata de una historia de época en modo fantasía al estilo Los Bridgertonsobre una carabina en el Madrid de finales del XIX que, como todas las series mencionadas hasta ahora, aporta una visión luminosa del feminismo también desde los personajes masculinos. Uno de esos puntos de fuga apunta justo ahí, a la elección de proyectos de los que sentirse orgulloso con una exigencia meticulosa; el otro punto, el del caos creativo, también tira cada vez con más fuerza de su perspectiva vital. Hablamos de todo ello con el protagonista de nuestra última portada digital.

Apuesto por proyectos con protagonistas femeninas, con productoras, guionistas, directoras, por supuesto con hombres, en equipo y en igualdad

¿Has rechazado trabajos que te chirriaran en términos machistas?
No quiero que me definan como actor los típicos roles del hombre pudiente con las mujeres detrás que cuentan el amor desde el heteropatriarcado. Los anteriores proyectos que he hecho van en el sentido de romper con ese cliché y Manual para señoritas también, porque tiene una parte muy reivindicativa sobre el universo de la mujer. Igual que se permite licencias en términos de vestuario o de lenguaje, también lo hace a nivel de feminismo. Me parece que si la sociedad se está reinventando, la ficción también debe hacerlo. Así que no es que haya rechazado, pero sí apuesto por proyectos con protagonistas femeninas, con productoras, guionistas, directoras, por supuesto con hombres, en equipo y en igualdad. Es mi opinión y soy coherente. No es lo mismo que una mujer escriba sobre mujeres a que lo haga un grupo de hombres sin empatizar con ellas, a veces de manera completamente insensible.

La última vez que te entrevisté, poco después del estreno de Un cuento perfecto (2023), ya defendías este discurso. Tengo la sensación de que entonces encontraba menos confrontación que a día de hoy… ¿Notas lo mismo?
Yo abogo por el discurso feminista, que las mujeres ocupen espacio en la industria de la ficción desde arriba hasta abajo. Es mi opinión y trabajo desde la coherencia. No sé si convenceré a alguien pero no creo que esté promoviendo algo tóxico, no creo que un hombre esté dejando de trabajar porque trabaje una mujer. Todo se puede tergiversar si lo deseas, discursos de odio ha habido siempre. Para mí es una cuestión de coherencia y estoy muy a gusto.

Chaleco, pantalón y bolso de Dior Men.
En esta y en todas las fotos del reportaje, Álvaro Mel lleva looks de la última colección de Dior Men, una marca a la que se siente muy unido: “Me atrae desde hace años porque es una firma muy elegante, con una sobriedad muy determinada. Llevo mucho tiempo trabajando con ellos y estoy expectante sobre qué será lo siguiente”.

Pregunta medio en broma, medio en serio: ¿no te angustia ser siempre tan coherente? ¿No te pide el cuerpo cagarla a veces?
No se trata de que un día me levante y diga: “Hoy me voy a permitir cagarla”. Porque mi discurso no es algo impuesto. Creo que desde la imposición no tendría valor. Es algo que he ido trabajando poco a poco y me queda muchísimo, porque todos partimos de una base muy machista. Quizás me equivoque y haga las cosas mal, admito el error, pregunto, me informo y vuelvo a hacerlo bien. Creo que el secreto es que no estoy fingiendo.

¿Puede ser que cada vez más gente de tu mundo fuerce ser polémico en estos temas para captar el foco?
Por supuesto. Aquello de que hablen de ti aunque sea mal. Mira a Kanye West: parece estar haciendo todo lo que está mal en el menor tiempo posible, y aquí estoy hablando de él. A nivel de marketing lo entiendo, pero no lo respeto. Yo no trabajo con las polémicas, creo que soy una persona bastante limpia, y si tengo que tomar parte lo hago con mi discurso y no porque nadie me lo pida, sino porque yo lo considero. Para mí, entrar en esa rueda de jugar a ser un personaje controversial es peligroso y es un error. ¿Qué tipo de persona estás siendo para lograrlo?

Manual para señoritas hace check en feminismo y también habla mucho de seducción. ¿A ti qué te seduce?
Me seduce lo real. Lo que tiene una esencia. Y pueden ser cosas muy diferentes: me seduce por ejemplo una prenda muy sobria, pero otra muy hortera también puede hacerlo si siento que tiene esa esencia. 

¿Lo podemos traducir a seres humanos?
[Risas] Totalmente. Si quisiera seducirme a mí mismo (¡hola, narcisista!), lo haría desde la realidad y la esencia, sin esconder nada. 

¿Puede ser que evolucionar como persona sea un poco seducirse a uno mismo?
Pero escapando del narcisismo. Madurar creo que es estar tranquilo. Avanzando hacia quién quieres ser con un pie en quién eres. Pero sobre todo estar tranquilo. 

¿Tú lo estás ahora mismo?
Mucho. Me voy a dormir tranquilo sin grandes problemas que me reconcoman.

¿Y qué es lo que crees que va a seducir de esta producción de Netflix tan difícil de clasificar?
Ese tono de época de fantasía, o podríamos llamarlo época realista mágica… Es un universo fantástico en el sentido onírico, por el colorido, el vestuario, las localizaciones, cómo se apoya todo eso con los efectos, los movimientos de cámara, el romper la cuarta pared del personaje de Nadia de Santiago que me parece un regalo… Todo junto crea un producto muy sólido y coherente que te atrapa en ese universo de fantasía en el Madrid de mi ochocientos y pico.

¿Cuántos miles de flores se han utilizado en el rodaje?
No te hablo de ramos y ramos, sino de cajas y cajas y diario. Era impactante y me encanta cómo queda en imagen.

¿Cuál es el código romántico en esa fantasía?
Es muy divertido de ver porque hay relaciones de todo tipo, con parejas más pasionales, otras más sapiosexuales… Me gusta mucho la relación que tienen el personaje de Nadia y el mío, porque es un tira y afloja en el que alternan su sensación de superioridad en función de las circunstancias.

La trama principal se centra en el mundo de las carabinas. ¿Tú has hecho alguna vez de carabina con amigos?
Más de celestina, que las carabinas juzgaban a las personas para juntarlas. Sí que he puesto a amigos y amigas en contacto cuando me han dicho que se gustaban, que iniciar la conversación es el punto más difícil. Y en dos segundos ya estaban hablando.

¿Y a ti te han ‘carabineado’?
Creo que no: cuando he tenido que ser muy decidido, lo he sido. Prefiero que no me lo hagan, que soy muy tímido y me puede violentar.

Ahora podrías seducir pintando, que he visto en tu Instagram que no sueltas los pinceles. ¿Qué hay de esa nueva faceta?
Me hace ilusión que me preguntes porque estoy muy contento con ello. De cuando estudié Arquitectura un año saqué la técnica de la perspectiva cónica de dos fugas y mis cuadros son así, como planchas más o menos abstractas por encima y por debajo de la línea del horizonte. Empezó como un hobby pero hay cuadros que me cuentan cosas y me gustan porque creo que me definen bien: yo soy muy cuadriculado y perfeccionista en muchas cosas, pero a la vez tengo ese punto artístico más caótico, con colores que rompen, más onírico. Mezclar esos dos mundos es muy interesante.

¿Estás pensando en exponer?
Quiero completar una colección sólida de 15 o 20 piezas para llevarlas a una galería, quizá empezar por un family & friends… Tampoco es que sea un gran prestigio tener ‘un Álvaro Mel’, pero los pondré a la venta.

Guárdame uno. Cuando te conocí hace años eras un actor que antes había sido influencer; ahora eres quizá un futuro pintor que antes fue actor. ¿Es una línea recta o esos caminos pueden ser de ida y vuelta?
Si te digo que tengo una estrategia lineal sería mentira, soy un puto caos. Un caos milimetrado, porque en mi carrera como actor, que es donde me quedo a vivir, ya hablamos antes de cómo elijo mis proyectos para que sea coherente. Estoy probando con otras ramas artísticas como la pintura, y también con vídeos amateurs que monto y edito. Son piezas de entre 5 y 10 minutos en las que busco mi visión, mi talento, mi opinión. Por ejemplo, hice esta Navidad un documental de mi abuela, que tiene 90 años, para que sea un recuerdo vivo, tocando el piano, siendo supercómica, ensayando con mis guiones, que le encantan… Y tengo otro proyectillo como guionista y director que a ver si ve la luz. Yo busco atreverme, equivocarme, asumir, aprender… ¿Los típicos verbos de artista? Pues a ponerlos en práctica. 

ESQUIRE
**Por Gonzalo Cordero Y Carlos De Lucas (Fotografía) / Jesús Cicero (Estilismo)

Asistente de estilismo: Martina Tacchini · Asistente de fotografía: Isabel Andueza · Maquillaje y peluquería: Patrizio Niccolai · Producción: Marta Sánchez · Agradecimientos:Hotel Santo Mauro